Septuagésimo primer desahogo, de la buena conversación.
Published by desahogandome under on 6:10:00 a. m.
Anoche hablé con un muerto,
que ya había pasado de blanco a morado
y vuelto a blanco helado
y me dijo:
que sintió frío, al principio
y que después despertó del sueño;
ahora espera saber hacia donde partir primero
adonde ir, buscando un camino o un guía que ni encuentra
ni aparece por ningún lado.
Así que ahí sigue, todo inquieto, y todo quieto
en suspenso
empieza a no querer ser sepultado
-no está seguro de si, bajo tierra, podremos seguir charlando.
Desear hallar el camino que le prometieron
ese por el que pagó tanto dinero y tanto de su vivo tiempo;
que ya se a quiénes, sostiene.
Amaneció y ahí seguía el muerto,
también muerto de tedio,
y asustado.
Al calor de unas lágrimas ciertas y familiares
de llantos y susurros por el dolor que él ya no siente,
sino por seguir ahí, frío y yerto: sin tierra prometida.
Pasan las horas y por vez primera tiene miedo
más que a la muerte, confiesa ¡y está muerto!.
-Yo te dejo solo: para que encuentres a tus guías, o tu destino.
Pasado cierto tiempo acudí de nuevo a ver a mi amigo: el muerto
En su lugar una nota, esta vez de suicidio:
"Disculpe trovador de versos imperfectos:
partí solo y vacío, no sé a qué lugar (nadie me lo enseñó en la tierra)
pero, tranquilo, allí nos encontraremos".
que ya había pasado de blanco a morado
y vuelto a blanco helado
y me dijo:
que sintió frío, al principio
y que después despertó del sueño;
ahora espera saber hacia donde partir primero
adonde ir, buscando un camino o un guía que ni encuentra
ni aparece por ningún lado.
Así que ahí sigue, todo inquieto, y todo quieto
en suspenso
empieza a no querer ser sepultado
-no está seguro de si, bajo tierra, podremos seguir charlando.
Desear hallar el camino que le prometieron
ese por el que pagó tanto dinero y tanto de su vivo tiempo;
que ya se a quiénes, sostiene.
Amaneció y ahí seguía el muerto,
también muerto de tedio,
y asustado.
Al calor de unas lágrimas ciertas y familiares
de llantos y susurros por el dolor que él ya no siente,
sino por seguir ahí, frío y yerto: sin tierra prometida.
Pasan las horas y por vez primera tiene miedo
más que a la muerte, confiesa ¡y está muerto!.
-Yo te dejo solo: para que encuentres a tus guías, o tu destino.
Pasado cierto tiempo acudí de nuevo a ver a mi amigo: el muerto
En su lugar una nota, esta vez de suicidio:
"Disculpe trovador de versos imperfectos:
partí solo y vacío, no sé a qué lugar (nadie me lo enseñó en la tierra)
pero, tranquilo, allí nos encontraremos".