tercer desahogo no ser quien debo ser

Published by desahogandome under on 5:44:00 p. m.

Lunes antídoto contra la resaca, frío en la cara, calor en el pelo cobijado bajo la lana debida, camino tieso al sacrificio del que vivo. Me recibe el jefe, ufano: palabras de atención desconocida. Al fragor del santo de día entramos en calor, del frío indebido. Amigo en territorio enemigo, me siento. Pero laboro y cobro.


Porque el cisco que montamos para ganarnos algo de pan, los pobres y afortunados, ata las conciencias. Somos quien no somos cuando no estamos, laborando. Al menos servidor, que sirve para algo y para alguien. Porque se puede aborrecer el sistema y aborreciéndolo reafirmarlo, porque se puede no querer vivir en este mundo viviendo en él sin remedio, porque se puede tener nómina pagar impuestos y no votar, porque no se debe trabajar con el espíritu, virtud de la igualdad, a cuestas: hay que dejarse los principios en casa, este lunes frío de la primavera temprana. Y trabajar y ser “another brick in the wall”: quien no creíste llegar a ser. Y fuiste. Y soy.


¡Cambiaría tantas cosas de este mundo que no cambio, porque es imposible! Bendita palabra para cobijarse: imposible. Que no se me exija entonces más que a superlópez por más que mi niña me crea, ella sin dudas, superman. Y ella mi supergirl pero no lo sabe, ni conoce si quiera el mundo que permanentemente inventamos, inventan otros quise decir: porque sabrá de aquello que no cambio su padre y por qué preguntará por mí entonces; sometido al castigo fraternal del siglo XXI por el cual yo hombre vivo sin ella, como el poeta, sin vivir en mí.


¿Quién quiere así, trabajar un lunes?

segundo desahogo buscando un por qué

Published by desahogandome under on 4:23:00 a. m.


Sigamos. Sigo. Me escucho. Atentamente me busco.
Pienso en el amor, en qué necesitad teníamos de que existiera más allá del fraternal, el paternal y el posesivo maternal; el de ellas y su sentimiento de posesión del nacido que confunden hasta cuando son abuelas. En la complicación de la convivencia incluso en la distancia. Todos amamos, somos capaces de dar lo comúnmente entendido por amor siempre que escondamos nuestro profundo e innato egoísmo. Cabría discutir si éste, insisto por supervivencia, lo necesitamos; si basta con procrear, si no se necesita para procrear. Si se puede amar sin deseo sexual. Si una cosa es querer y otra amar.
Existe, hablamos de él, luego existe. Y no piensa como el Cogito ergo sum. Descartado entonces Descartes para explicarlo. Tampoco está en el aire, dicen que en lo más profundo de los corazones profundos, jamás al ras, en superficie donde se estropea, se manosea, se desgasta hasta desaparecer para siempre.
El mío, salvo el paterno y el fraternal, entonces en lo profundo de un corazón ya desgastado y estrecho, casi a ras. Lo tuve, en noches como está, entre mis brazos, por qué. Hoy que no dudo de haberlo tenido dudo de tenerlo conmigo. Porque hoy me castiga y me coarta pensaba, hasta que descubrí que lo perdí hace mucho tiempo y que sin ganas jamás volveré a conocerlo, que vivo creyendo vivir en él, o con él y que nunca he de saber que éste me ha abandonado; porque así me obligo creyendo ser feliz por decreto.
Divago el amor. No por amor que ya no siento, igual.
Pero sé que existe porque lo vi porque me lo mostraron entre rimas primero, con imágenes después, porque lo creí vida y con él viví; hasta agotarme como ahora, a mis treinta y ocho, descansando del sufrir no queriendo sufrir de nuevo.
O sí, aunque lo que hoy queda de él lo tenga, todo, vendido y malgastado.

primer desahogo por una presentación

Published by desahogandome under on 1:38:00 a. m.

Empecemos confesando, anónimamente, que ayer ya tarde, cansado, jueves, acumulados tres días de trabajo (gracias a dios el lunes fue festivo) y regresado de un viaje de 376 kilómetros exactamente, acompañado de Lola que durante estos días está a nuestros cuidados y que si pudiera elegir tal vez quisiera quedarse con nosotros más tiempo en vez de volver con sus amos, llamé al Jóose y fui a verle portando una botellita de reserva del 2001, La Rioja, España.

Él, como siempre tan afable y distraído, me obsequió con un uno y medio por uno, a base de cogollos verdes debidamente crecidos y recolectados. Antes me acerqué a rellenar la pecera nueva que necesitaba de más fondo y más pequeños peces esclavos de la contemplación y pasee con mi pequeña, gris y tristona compañera bajo el viento fresco y un débil txirimiri.

Llegué a casa, al fin, conecté el ordenador, gesté esta parida de blog (que no este texto) conversando con las plantas. Después me senté al televisor viendo el sofá porque siempre hablamos mal; comenzó a hacer efecto el analgésico natural, cayó algún canal didáctico que distrae, no obliga a pensar y no afecta a mi memoria reciente, acumulando natural información para el futuro, para el mío. Así hasta que llegó la hora de volver a tener una conversación privada entre ellas y yo. Y ya eran dos, en dos horas; cierto es que dialogo con poco entusiasmo evitando el abuso.

Esta historia es hoy, de un hoy consumidor, de nuevo.

Por no recordar, no. Por conformarse. Por vivir aislado, contento con uno mismo pese a la duda de algunas decisiones tomadas, de esas que a los treinta y ocho cuesta tanto desandar. Para evitar ser quien no puedo ser sin hacer daño. Para eso es este blog: para desahogarme.