Cuadragésimo segundo desahogo cantando por humanidad

Published by desahogandome under on 2:19:00 p. m.

Cada mañana la misma rutina la misma mentira
Cambió el dial siempre las mismas canciones
Quiero vivir y que todos seamos iguales
pero los buitres toman todas las decisiones

Vivo respiro resisto subsisto y me visto
Salgo a buscar entre el frío a mi amigo el mendigo
En el cajero quemado Evaristo yace en el suelo
La poli interroga que raro que nadie lo ha visto

Me alejo me tumbo en la hierba del parque él conmigo
tiemblan mis letras azules igual que temblaba su voz
no hay alma que pueda ignorar a su alma gemela
hombres no humanos con miedo a vivir y al dolor

gotas de lluvia despiertan mi sueño prohibido
igual que esa muerte despierta mi alma dormida
yo no sé qué haría si dios estuviera conmigo
si pudiera tan solo una vez disponer de la vida

hay hombres sin habla y mujeres con miedo a tomarles
hay hombres con dinero e infantes muriendo de hambre
hay hombres enteros huecos por dentro, espejos y carne
quisiera que en otro planeta Evaristo volviera a la vida

y esa mirada lasciva que nubla la vista
quisiera morder otra vez la fruta prohibida
por ella que ni muero ni vivo muriendo
bastante tenemos con seguir viviendo

no hay alma que pueda ignorar a su alma gemela
quisiera que en otro planeta Evaristo volviera a la vida.

cuadragésimo primer desahogo por el negocio del quién.

Published by desahogandome under on 1:16:00 p. m.

Es posible que el frío intenso tenga algo que decir. Es un sujeto curioso, no suele avisar. Agua helada le acompaña. Llueve. ¿Quién llueve? Curiosos verbos que no admiten sujeto: llover, nevar, granizar… ¡Hiela! ¿Quién?

Ahora muchos a inventar respuestas, boletos de lotería de un sorteo del que todo desconocen. Y así nos va: cohibidos. Profundamente dormidos.

Cada cual de lo suyo gasta. Que lo gaste, con respeto.

Es posible que el frío intenso tenga algo que decir. Pero no quiero abrazarme al calor. De momento. Para sentir, el frío intenso. Cuando el mismo hombre que juega a ser un dios y roba unos grados de calor a la naturaleza, o de frío intenso, me arruina por el calor que recibo (y no me quejo); cuando el mismo, mismísimo hombre me cohíbe bajo sacramentos, sean de otro dios o del dinero; cuando este señor sin ser barbudo me mira, ser ríe y se lo permito; cuando siento este frío intenso…

… busco el calor humano del amor, del cariño o el aprecio.

Lo envolvemos de velada nocturna y alevosa. Cada cual de lo suyo gasta. Que lo gaste, con respeto.


Así que no me pregunto ¿quién llueve? Sino quién tengo más cerca, a quién puedo dar más y quién me quiere menos. Para ser feliz. Y las respuestas las llevo dentro, sin cohibiciones y con respeto.

Es posible que el frío intenso sea mudo y nunca dijera nada.
O no tuviera nada que decir.