cuadragésimo desahogo entre sábanas, sedas y algunas hierbas

Published by desahogandome under on 1:19:00 a. m.

Ojala pudiese creer en el destino. Pero creo en la casualidad.
Porque creer en el destino es como elevar en la mente la casualidad al infinito.
Después pasa el tiempo y la potencia disminuye hasta una nueva casualidad. Como el tenerte tan cerca. Tanto tiempo.
No necesité al destino.
Sí creo en la esperanza.


Mienten quienes con los ojos abiertos no ven. Quienes promulgan huecas palabras al viento. Quienes ante el espejo se ven opacos. Mienten quienes propio no tienen qué decir ni qué vivir.

Confiando en ver y en ser escuchado, ante mí postrado confieso: para esperar al destino: cree en la casualidad, con esperanza.

trigésimo noveno desahogo el cómo, cuándo y por qué con quíen es importante

Published by desahogandome under on 12:56:00 p. m.

No quieras ser mi amante porque te amaré las horas que robemos
Seguramente mientras nos maltratamos un poco
Pero no me pidas que en ese instante no te ame


Os voy a contar de una aventura que tuve en el siglo XX
Del cuándo, del dónde y con quién: el universo
Se lo pedí mientras buscaba teta, culo, coño y algunos besos
Era evidente que iba a encontrarlos aun inconsciente
Algún pelo en el pecho e imberbe el que suscribe:
Le pedí salir primero.
Asintió con besos y más cosas que no supe dar de amor
Y sin saber alejar mi conciencia acabé escapando
Por un amigo quiso saber de mí extrañada de treinta días y un solo encuentro
Juró que si NO se lo pido…
Porque entonces no sabía evitarlo
La traición, si lo fue, duró un momento.
Meses después mismo universo y un último encontronazo
Bastante más largo, intenso y placentero
Sincero y sin palabras
Sin que pasaran treinta años antes de mañana
Sex & Drugs & Rock n´roll
Por entonces tocaba bajos y un bajo
Hace veinte años de estas hazañas

Corolario en el siglo XXI para esta clase de fiestas:
Amante por vicio: sólo si acude de su amor acompañada
Amante por amor:
me acompaña al encuentro en viceversa
por la gloria de privadas consecuencias

trigésimo octavo desahogo para Adnama

Published by desahogandome under on 3:35:00 p. m.

Hay días en que uno tiene tiempo para sí. Otros, los más, ni para los demás: sólo para vivir viviendo. Sin darnos cuenta; que ya es bastante.
Hoy es un día de esos pocos.
Me sobra el tiempo.


Todo aquél que no puedo ofrecer como presente porque no existe el mercado de horas de segunda mano, y nada valen los segundos malgastados.


Pena de no poder reciclar tanto desperdicio. Pena de no poder poner precio al tiempo vivido, aún en especias humanas; porque regalaría mis horas por medio amor o por compasión, por una sonrisa o un llanto, por un grito o un abrazo. O por algo de ti insignificante que haya que reconstruir de nuevo.


Porque hoy me sobra el tiempo por el que no puedo brindar, como los 38,6 grados de fiebre que incluyo en el paquete
(!a ver si voy a regalar duros a cuatro pesetas!).

trigésimo séptimo desahogo desde su infierno

Published by desahogandome under on 11:39:00 p. m.
Busqué la luna en las palmas de sus manos y las descubrí cubiertas de ese sudor frío que brota de las entrañas. Y quise que fuera mío todo su dolor. Ya hacía tiempo que esculpimos en mi cerebro una percepción fatal y estereotipada. Supe de mi error y tuve mis razones: las del que calla cuando no las tiene, no las del que otorga por no fallar, porque no quise dejar de ser quien soy, ni ser a su imagen y semejanza. Aprendí de sus miradas no sólo de tristeza, más de dolor. Profundas. Sangrantes como las heridas que nunca cicatrizan cuando el cicatrizante subsiste al otro lado del mar, o del océano; y éste sí infinitamente infinito, y peligroso. Lleno de vida, como el camino aún por andar.

Quisiera ser emigrante y aprender con sangre de lo que el hombre es capaz. El hombre que no es hombre, ni humano. El ciego impecable. El del aplauso comprado. Sería su esclavo por verle sufrir y perder su último gramo de dignidad y valiente cobardía. Quisiera recibir las miradas que reciben para percibir el odio, o el miedo y que mis propios temores no me dejaran volar de la desolación a la algarabía. Quisiera querer vivir sin recuerdos para no sufrir, sin sufrir por quererlo, como volverse a morir.


Pero percibo el calor del hogar, de la sangre caliente y afín. No hay solución. Puedo ser sobre ellos quien quiera ser, mas no puedo colocarme bajo sus pies, ni besar cada una de sus huellas al caminar.
Porque la esperanza más cercana es morir y despertar: ojalá estas vuestras odiseas sirvieran para recuperar los sueños que os fueron robados por aquellos que os negamos el cobijo y el amor.
Y el poder que nunca os devolvimos y malgastamos.

trigésimo sexto desahogo porque hay que vivirlo todo

Published by desahogandome under on 2:16:00 p. m.
Despierto asustado y algo no cuadra: no es frío mi sudor sino ardiente. Creí soñar un sueño imperfecto en medio de la perfección y supe que era distinto: vislumbre tu mirada como una pesadilla garantizada, abrazado a mi almohada. Y mi voz se secaba.
Mi sombra en la ducha mientras mis narices recorren cada poro de tu piel por saber si sudas o sufres. Te retratas con tu aroma perfecto de alcoholes muertos, mientras ronroneas y rumias la hierba de anoche y puedo recorrer serenamente tu belleza. Mi sombra está lista y parte alejada del gozo hacia el mundo oscuro y perverso que habitamos sin vivir presentes, ni en el presente nuestro lejano. La parte de mi que se eriza sigue contigo y despierta.
Mi iris en tus pupilas ocultas como un mundo desnudo; olvido el placer e intento alcanzarte en el preciso instante que abres tus ojos de mujer secreta, la que eres y nadie contempla. La que ni yo mismo conozco como sabes de mí. Y me miras, sonríes. ¡No quiero conocer tus deseos, no me lo pongas tan difícil! Te imploro.
Tras aquella noche de sexo pactado con la perfección humana, la sonrisa y el morbo, con un profundo sentimiento de culpa por los orgasmos que nunca tuvimos, seguía a tu lado sin querer conocer el mundo real que habitaba mi sombra porque no quería tampoco privarme del dolor que me causas, ni llorar por lágrimas perdidas.

trigésimo quinto desahogo por una revelación

Published by desahogandome under on 2:58:00 p. m.
En hora punta:
Quiero ser cada uno de vosotros. Y sentir como yo siento todos vuestros padecimientos. Y gozar como yo gozo todas vuestras dichas. Quiero compartirlo, quiero serlo todo.


Pensaba en ello, mientras viajaba.
El negocio de dios: una opresión liberticida. Por eso quiero ser cada uno de vosotros, sería el mejor regalo, después de muerto. En vida, un orgasmo infinito. Aún con dolor, a veces.

Melodía en mis oídos, el agua y el frío gris embrutecen el paisaje.
Si somos humanos, habremos de serlo. Si presumimos del don de la humanidad ¿por qué nos importamos tan poco? Viva el akelarre, sugiero. Brindo por la vida y por ti.

El aire es tan cálido gracias al continuo ir y venir de las corrientes empapadas de ADN.
El opresor que descalzo siente la tierra bajo sus pies, por vez primera y Narciso, que encuentra nuevos rostros en las oscuras ventanillas, eran también humanos, ayer.

Al final de este viaje, ahora a pie entre las calles, os doy gracias. Al cruel por enseñarme la compasión, al compasivo por su amor.
Es lo que somos realmente: la ostia de humanos. Es lo que somos: el auténtico DIOS.

trigésimo cuarto desahogo del agua que nunca beberé

Published by desahogandome under on 5:29:00 p. m.
Dice el dicho que no es aconsejable escupir al cielo porque te puede bañar tu propia saliva (o más). Es mentira: mirad como escupen en perfecta perpendicularidad políticos y alto clero para obtener beneficios. Y siguen. Y siguen. Luego funciona.

No pecaré y dejaré de ser abstencionista por un tiempo: el que dure esta sintonía.


No miraré a los ojos de la gente y disfrazaré con gafas oscuras mis más denigrantes intenciones; confieso que a tan baja altura siento vergüenza, pero seguiré: oiré, pero jamás escucharé; confieso que no se si sabré vivir con tanto silencio. Así que haré más: desterraré cualquier idea ajena de mi mente; confieso: qué horror vivir siempre en la razón más absoluta. No me quedará otra: si tienes que morir, mueres; confieso que no sabría encontrar un argumento que lleve a un hombre a la muerte.

Confieso: no puedo más. ¡Prefiero pecar y abstenerme!

trigésimo tercer desahogo si no muere la esperanza

Published by desahogandome under on 12:52:00 p. m.
Había dos pistolas encima de la mesa. Exactamente: un revólver plateado con cachas de madera S&W y una semiautomática Walter plastificada. Negociaban cierta paz. Cada gota de sudor que caía por sus frentes: un alma de las que fuera ansiaban la vida. Hacía calor, demasiado. Mayor que el del fuego de sus Cohibas. Nadie quería ceder. A sus espaldas quienes más habían matado, y muerto. De fondo el vil dinero. Era tanto que debiera facilitar el acuerdo; era tanto que habría para ambos bandos. El tercero, quedó dicho, esperaba fuera: sólo pedían seguir viviendo.
¿Habría acuerdo?
¿Era negocio la paz?


Culminado el orgasmo, cuando el sudor comenzaba a enfriarse y el vello a erizarse, agotados todos los espasmos, abrió los ojos y se descubrió despierta. Apagó la sábana vibrante de seda que acariciaba su piel, se bajó la camiseta y aplaudió. Y rió. La terapia, sin duda, funcionaba: cada día su rostro era más bello, más radiante su mirada profunda y sugerente su sonrisa, como comprobó al verse reflejada en el espejo que doblaba el tamaño de su cama viscolástica.
¿Dormiría sola esa próxima noche?
¿Realmente quería compañía?

Tras colocar los últimos ladrillos del día y hacer algunos remaches, descolgó la plomada y secó el ardiente sudor de su frente. Ahí arriba el cielo parecía estar más lejos, aún. Camino de regreso fijó la mirada en los dedos de sus manos, mientras éstas descansaban sobre el volante de su furgoneta, y recordó que sus uñas eran grises por dentro y negras por fuera, como su piel. Sobre el asiento del copiloto el libro que siempre le acompañaba: La Odisea.
¿Merecía la pena regresar a casa?
Algún día lo haría.

trigésimo segundo desahogo altas horas y relax

Published by desahogandome under on 12:58:00 a. m.
Primera vez sobre este editor. Olvidado hoy Bill Gates, aunque algo tendrá que ver con ésto, a mi pesar.
la espalda doblada, contorsionada, contractura dicen, que si es laboral, que si es enfermedad común
¡qué más da si la jodida es mi espalda! un osteópata simpático me ha dado unas buenas ostias, mañana más.
El miolastán y la marihuana actúan ya. En el 50, en la Odisea, flipo con el mar. Porno a estas horas ¡no por favor!
en la cama me espera el calor, pero quiero dejar estos últimos latidos aquí grabados, en multicolor.
ya tengo la foto, ya tengo la flor.
Andale Mono, mira que es feo el nombre. Peor elegido el color que nubla mi ya cansada vista, embuelta no tan lejos en el fondo del océano que tanto añoro.
Y os cuento. Viví en la isla del tesoro, llena de cocos, y tiburones puntas blancas, que descansaban a tu lado mientras esperabas a sus primos no tan lejanos, de cabeza martillo.
Añoro la paz y la vida tan lejana del fondo del mar. Añoro aquellas profundas amistades y un chiste de un viudo inglés, viajero, con su hijo inberbe de pelo en pecho, que comparto.
- ¿cómo se llama una persona que habla dos idiomas? bilingüe.
- ¿si habla tres? Trilingüe y cuatro, cuatrilingüe.
- ¿y si habla una? ...... monolingüe?
- NOOOOOO. ¡ Inglés !
Sabio él.
Mañana más después de está subconsciente desnudez. María relajó la mente, la droga de farmacia los músculos, y los párpados pelean por seguir en el 50, en el fondo del mar. Añorando cierta paz.

Confesando que mañana pecaré, seguro. Aunque sea sólo por joder a los que adoctrinan a creer en el diablo, pero siempre con mucho amor, que sin duda os regalo. A todas primero... y ello confieso, no es sino la desnudez de mi plena conciencia.

Abandono ahora sí, parida la parida para ser mañana un payaso feliz, y aseguro que mi otro yo, el dormido que tanto añoro, vivirá nuevas y geniales aventuras.
¡Cómo os deseo!

trigésimo primer desahogo o una curiosidad

Published by desahogandome under on 12:15:00 p. m.


Soy un cura
Un cura algo especial
Porque no sigo los designios vaticanos

Reparto condones entre mis feligreses
Y respeto las relaciones prematrimoniales
Además soy gay, como Jesucristo
Porque soy humano, no como Él


Jamás podré pecar como Benedicto, tan sabiamente
Si acaso creyera en el pecado, invento de la curia vaticana
Adoro la mentira tan humana aunque no mienta
Y admiro el egoísmo innato del mundo animal
Soy un hombre, no un puercoespín, y sé elegir


Sé qué está bien y qué está mal, siempre practico
Como sé que sin vosotros no soy nada
Os quiero salvajemente y os envidio humanamente
Libre de pecado y sin piedras en la mano

Se despide esta metáfora de vida, de la sangre derramada y del odio sembrado
Por los siglos de los siglos
Con la esperanza en que el ser humano, por encima de leyes y credos estúpidos,
en los años venideros
Ni se cobije bajo bandera ni se cohiba con sacramentos